Pocas cosas generan más frustración que un mueble recién instalado que comienza a fallar por culpa de un herraje mal elegido, mal instalado o de baja calidad. Tanto el carpintero como el ferretero deben conocer cuáles son los herrajes más problemáticos, por qué suelen generar reclamos y qué se puede hacer para evitar estas situaciones antes de que afecten la confianza del cliente.

Los herrajes son componentes críticos en la estructura y funcionalidad de cualquier mueble. Sin embargo, cuando se prioriza el precio por encima del rendimiento, los resultados no tardan en reflejarse: puertas que se descuadran, cajones que se traban, cerraduras que no cierran bien y sistemas de apertura que fallan tras pocos usos.

Uno de los herrajes que más reclamos recibe son las correderas telescópicas de baja capacidad. Muchos instaladores usan modelos económicos en cajones de alto uso, como los de cocina o baño. El problema es que no todas las correderas están diseñadas para soportar peso constante o aperturas frecuentes. Al poco tiempo, comienzan a trabarse, a sonar o a perder alineación, generando molestias y reparaciones innecesarias. La solución está en conocer la carga que soportará el cajón y elegir correderas con la capacidad adecuada, preferentemente con sistema de cierre suave y materiales resistentes.

Otro herraje frecuente en las quejas de los usuarios son las bisagras de cazoleta, especialmente cuando no se instalan correctamente o se usan versiones genéricas que no resisten el uso intensivo. Una mala alineación al perforar, una base floja o una mala elección del ángulo de apertura pueden hacer que las puertas se descuadren o no cierren. Además, si el tornillo se barre por mal montaje o si la madera es frágil, la bisagra pierde su función en semanas. Para evitarlo, se deben usar plantillas de montaje, fijación firme y modelos de marcas reconocidas con buen soporte técnico.

Las cerraduras también son un foco constante de reclamos, sobre todo en puertas exteriores, alacenas o muebles que requieren seguridad. Cuando el cliente reporta que la cerradura “no gira bien” o que “la llave se atora”, casi siempre hay un problema en la alineación del cilindro, el mal uso de tornillos largos o una instalación a presión que fuerza el mecanismo. Lo más recomendable en estos casos es revisar la hoja y marco, usar tornillos correctos para la profundidad del mueble y, si es posible, lubricar o ajustar el mecanismo después de instalado.

En el caso de sistemas push-open, muchos reclamos surgen porque no se entienden sus limitaciones. Si se instalan en puertas demasiado pesadas, si no hay espacio para la expansión del mecanismo o si se combinan con bisagras de cierre suave, su funcionamiento puede ser errático o fallar por completo. La clave para evitar problemas es seguir las especificaciones del fabricante y no improvisar.

Finalmente, los jaladores y tiradores no están exentos de problemas. Aunque parecen sencillos, muchos reclamos surgen por jaladeras que se aflojan, se oxidan o dañan el frente del mueble. Esto suele deberse a tornillos cortos, instalaciones rápidas o materiales de baja calidad. Para evitarlo, es importante usar fijación adecuada, medir con precisión su ubicación y elegir modelos resistentes a la humedad si el mueble estará en cocinas o baños.

Evitar estos reclamos no solo mejora la experiencia del cliente final, sino que también ahorra tiempo, refuerza la reputación del carpintero o del vendedor y evita devoluciones. La mejor forma de reducir problemas es elegir productos de calidad comprobada, asesorarse antes de instalar y aplicar buenas prácticas de montaje.

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